Tu verdadero momento es ahora. Disfruta lo que te haga feliz cada día, de las pequeñas y grandes cosas que te rodean, que te ofrece la naturaleza y la humanidad. Disfruta como si fuese tu último día, con tus seres queridos, ríe, llora, ama, agradece a Dios por cada minuto de vida. Pues hay personas que no tienen ese privilegio, tal vez por irse a otro mundo.
Es lo único seguro que tenemos. Debemos vivir cada instante de nuestras vidas, ya que es un regalo de Dios. Porque cuando somos agradecidos podemos vivir en abundancia y paz.
Debemos recordar que el sol sale todos los días, por cada amanecer es una nueva oportunidad para sonreírle a la vida. Salte de la rutina de vez en cuando, visita ese lugar que te trae recuerdos agradables de tu infancia o de algún ser querido que ya no esté en este mundo terrenal.
Date un snack y comete aquello que se te antoje, ponte la ropa que compraste y estás guardando para una «ocasión especial» porque tal vez mañana no haya alguno.
Cada punto antes mencionado es una muestra de las pequeñas cosas en las que puedes comenzar a ser agradecido y tomar acción para hacer algo que pueda transcender y causar un cambio en tu vida y en tu entorno, ya que es necesario que comiences a disfrutar de la vida que Dios te entrego.
Hoy puede ser un gran día para empezar a vivir.
Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmos 118:24 (NVI)